Gianni, Donatella y la Gorgona

¡Atención, spoiler! Si todavía no habéis visto la serie The Assassination of Gianni Versace, segunda temporada de la producción de FX American Crime Story, debéis saber que este post puede desvelar algo muy importante de la vida del modista italiano.

Protagonistas de The Assassination of Gianni Versace. Sentado, Gianni Versace

Sí, al pobre Gianni lo asesinan a las puertas de su lujosa y barroca villa de Miami Beach en 1997. Pero eso es solo un medio spoiler porque, en realidad, cualquier persona con un mínimo de cultura prensa-amarillista lo sabe de sobra. Y si no, tranquilidad, porque de todos modos lo desvelan en el minuto cero del primer capítulo. El verdadero spoiler, que es mucho menos dramático pero bastante más guay, tiene que ver con la marca.

¿Os habéis preguntado alguna vez por qué esa cabeza de mujer de labios groseros, mirada perdida y pelo algo destartalado acompaña todos los productos Versace? No, no me refiero a Donatella, hermana y directora creativa de la empresa tras la muerte de Gianni, sino a la cabeza de Medusa: ese ser mitológico que tenía cabello de serpientes y petrificaba con la mirada.

 

Para los despistados, os diré que la historia de Medusa es bastante cruel. Supuestamente era una joven guapísima y con pelazo que estaba consagrada a la diosa Atenea y custodiaba uno de sus templos. Semejante portento no escapó a los ojos de Poseidón, el dios del mar, que según la versión más light la sedujo y, según la más hardcore, la violó en el templo de la diosa. Como era de esperar, la virginal Atenea se enfadó muchísimo y… ¿adivináis quién pagó el pato? Pues claro, Medusa. Los griegos siempre con su misoginia.

El castigo fue, nada más y nada menos, que convertir la larga cabellera de Medusa –de la que tanto se había enorgullecido– en un nido de serpientes, y hacer de su mirada un arma letal: todo aquel que le mirase a los ojos quedaría automáticamente convertido en piedra. Vamos, que le privó de toda capacidad de seducción. Medusa, junto con sus otros dos hermanas, fueron conocidas como las temibles Gorgonas.

Mosaico de la Medusa de Tarragona, siglos II-III d. C.

Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con Versace? Ya en el primer capítulo de The Assassination of Gianni Versace, el propio Gianni explica [atención, spoiler] a su nuevo ligue y futuro asesino que de pequeño jugaba con sus hermanos en un yacimiento arqueológico cerca de Reggio Calabria, su ciudad natal. Allí, entre mosaicos y columnas, quedó fascinado por una cabeza de Medusa que le acompañaría durante toda su vida (que conste que esto no solo lo dice la serie, ¿eh? Ya lo había reconocido él en distintas entrevistas; que una se documenta antes de escribir…).

Más allá de lo que esta historia tenga de fantasiosa, pues toda leyenda requiere de un origen idealizado, lo que es innegable es que Gianni y sus hermanos se criaron en una zona de Italia con una fuerte herencia griega que acabaría impregnando la esencia de la marca Versace. No solo el logo, sino también buena parte de sus colecciones.

Las grecas, por ejemplo, ha sido el patrón distintivo de la marca, desde la ya emblemática línea de ropa interior hasta las pomposas batas, estampadas de arriba abajo en negros y dorados. Porque siendo un italiano del sur, la influencia barroca tampoco podía faltar. Echad un ojo, si no, a su colección I ♡ Baroque. 

También icónico fue el celebrado print ‘Opera Balletto Teatro Cinema’, exhibido en distintos modelos en la colección Primavera/Verano de 1991, para el que Versace recurrió a las máscaras de terracota que los griegos utilizaban en las representaciones de las tragedias y las comedias. Un print que la marca ha recuperado en más de una ocasión.

Incluso recientemente, en 2018, Versace ha apostado por una colección llamada ‘Magna Grecia’, en honor al territorio griego del sur de Italia del que la familia procede, en el que se hace una lectura pop de la herencia cultural helena, desde las cerámicas pintadas hasta las esculturas.

La propia cabeza de Medusa del logo aparece, cómo no, en buena parte de sus productos. Una Medusa, por cierto, que lejos de mostrarse como un ser monstruoso y aterrador, aparece libre de serpientes y con un rostro cautivador. Es, tal y como reconoció Gianni Versace en su momento –y también en la serie, vale–, el rostro de una femme fatale, capaz de seducir solo con la mirada. Esa era la mujer a la que el modista quería vestir. Y un referente clásico le ayudó a definirla.