Entre Yo Claudio y la Bauhaus

La artista alemana Claudia Wieser ha construido un estilo muy personal en el que el influjo clásico, un particular imaginario cinematográfico, el aire futurista e incluso un toque de misticismo, convergen sin fricciones en una lectura poética de la realidad.

¿Verdad que la cabecera y el título de este post han quedado muy de crítica de arte? Pues lo celebro, pero no voy a seguir con la mentira: ni tengo idea de arte contemporáneo ni mucho menos estoy capacitada para hacer una reseña artística con algo de chicha.

Aún así, mis leídas informers a veces me envían referencias de artistas que incorporan el pasado en sus creaciones, y no puedo pasarlas por alto. Menos aún en una obra tan preciosista como la de Wieser. Así que he decidido investigar un poco sobre ella y dedicarle un breve post.

Claudia Wieser (1973) es una artista alemana que no hace distinciones entre las bellas artes y la artesanía. Como se dice de ella en alguna biografía, antes de pintora aprendió a ser herrera, y eso ha determinado esa mezcla tan característica de sus instalaciones, que se mueven entre el site-specific y lo decorativo, y de los materiales y las técnicas que utiliza, que van desde lo multimedia hasta el trabajo con cobre, cerámica o madera.

Instalación Forum en la galería Jessica Silverman de San Francisco.

Hay dos cosas que me interesan particularmente de su obra. La primera, que aunque uno de sus grandes referentes sea la Bauhaus y la relación entre la estructura arquitectónica y la decoración, suele inspirarse en la historia, en particular en los ritos paganos y su relación la actualidad.

Wieser reconoce que una de sus fuentes de inspiración es la popular serie de la BBC Yo, Claudio (1976), la adaptación televisiva de la novela homónima de Robert Graves (1934). Al parecer, ese regusto clásico le viene en parte de su estancia en Italia, donde decidió recurrir a la serie para adentrarse en la historia y en el dramatismo romano.

Detalle de la instalación Stories en el Studio Sales de Norberto Ruggeri en Roma.

Detalle de la instalación Waiting in the wings del Museo di Villa Croce de Génova.

De Yo, Claudio y de otras obras maestras cinematográficas como la Medea (1969) de Passolini, ha extraído algunos referentes literales para sus instalaciones. Por ejemplo, fotogramas en blanco y negro para los murales de su exposición Chapter en la galería Marianne Boesky de Nueva York. Pero también incorpora fotografías antiguas y dibujos de esculturas clásicas y relecturas de algunas piezas típicamente grecorromanas, como el plinto o la lira, a través de formas geométricas.

Exposición Chapter en la galería Marianne Boesky de Nueva York.

El segundo aspecto que me interesa de su obra es la lectura contextual y consciente que hace de los espacios donde instala su obra. Es decir, cómo se preocupa por conocer el lugar donde va a exponer para integrarlo en su relato artístico.

Por poner un ejemplo, en London Mithraeum Bloomberg SPACE, la obra de Wieser funcionó como intermediaria entre los restos arqueológicos (un templo de Mitra del siglo III d. C.) sobre los que se asienta el edificio y la arquitectura contemporánea de este.

Vista de Shift en el Mithraeum de Londres.

Así, Wieser estableció un diálogo entre su instalación y los objetos antiguos recuperados durante las excavaciones y expuestos en el centro. Y lo hizo a través de las formas y los colores de sus piezas, tal y como la artista imaginaba que serían en la Londinum romana, pero aportándoles una pátina de contemporaneidad.

Un nuevo ejemplo de cómo el pasado puede ser la mejor de las inspiraciones para la creación artística.

Vista de la instalación Waiting in the wings del Museo di Villa Croce de Génova.