Vogue like an Egyptian

Vuelve el voguing. Los duelos de baile más estilizados han renacido de sus cenizas a través del formato televisivo. Pero lo que nadie os ha contado es que la arqueología puede enseñaros mucho del catwalk, del duckwalk y de los spins and dips.

1990 fue el año de Vogue, uno de los grandes éxitos de Madonna. En el videoclip, la cantante susurraba aquello de «strike a pose» mientras enmarcaba con los brazos su cara impasible. Aquellos movimientos tan rígidos e hipnóticos no se debían a una pseudo-macarena, sino a algo mucho más sofisticado: el vogue o voguing.

Este estilo de baile se había convertido en una de las expresiones reivindicativas de la comunidad LGBTQ afroamericana y latina de Nueva York. Su origen estaba ligado al ball culture de Harlem que, desde los años 20, había creado espacios de encuentro y de libertad para el mundo queer. En estas salas se hacían competiciones de baile y desfile que llegaron a su máximo esplendor en los años 80, de la mano del vogue.

Este estilo tan característico imitaba las poses de las modelos que protagonizaban las portadas de la revista Vogue. Así, el voguing sería una sucesión de poses de moda, que eran llevadas a la exageración y enlazadas con movimiento. Eso es lo que dice el relato oficial. Pero seamos sinceras: a mí el voguing me huele más a antiguo Egipto que a otra cosa.

Fijaos en esas poses, en esas simetrías, en ese hieratismo. ¿A quién pretenden engañar? Un ballroom de Harlem tenía mucho más en común con los relieves de Luxor que con las modelos sosainas de Vogue. Por no mencionar la estructura de estas competiciones, divididas en casas lideradas por personajes reverenciados, igual que las dinastías egipcias .

No seré yo quien acuse a los ideadores del voguing de apropiación cultural. Al fin y al cabo, la escena ball es fiel a los orígenes, así que los guiños a la Antigüedad son continuos. Os pondré algunos ejemplos.

Si sois tan de la cultura de masas como yo, os habréis dado cuenta de que últimamente el ball culture se está haciendo todavía más mainstream. Madonna fue la primera en popularizar y comercializar esta subcultura; ahora es el turno del formato televisivo, pero con una diferencia: los protagonistas son, por fin, la propia comunidad LGBTQ. Ahí está el concurso RuPaul Drag’s Race –ya os hablé de ello en otro post– y la serie Pose, o el redescubrimiento del documental Paris is burning.

Season 2 Pose Premiere GIF by Pose FX - Find & Share on GIPHY

 

Pero el summum de la espectacularización de este mundo es, sin duda, Legendary (2020), de HBO. En este concurso se enfrentan distintas casas que deben demostrar sus habilidades vogueras y de puesta en escena. Uno de los episodios, llamado Remember the times, está dedicado a la modalidad old style del vogue, más simétrica y estática que la moderna. Y, ¿os imagináis cómo se tematiza el concepto?

Pues, como no podía ser de otra manera, a través de las civilizaciones antiguas. Aunque a lo largo de las pruebas aparecen gladiadoras vestidas al modo Xena: la princesa guerrera, esculturas griegas traídas a la vida gracias al vogue, tribus salvajes de la Edad de Hielo y African print con bailes tribales, el protagonista indiscutible del espectáculo es el antiguo Egipto.

Ahí está la prueba La marcha de las momias, en la que los participantes tienen que hacer sus catwalks y duckwalks vestidos de momia; las proyecciones y la escenografía de pirámides, jeroglíficos y sarcófagos; el maquillaje y la bisutería cleopatresca; los vestidos de oro y lapislázuli del jurado; y, por supuesto, las posiciones de los brazos a la egipcia. El voguing volviendo a sus verdaderos orígenes –llamadme conspiranoica.

En fin, que como dice el presentador del programa: «las antiguas civilizaciones vivieron su esplendor y decadencia, pero las leyendas perduran para siempre». Así que hacedme caso y, si tenéis pensado lanzaros al voguing, cogeos antes un manual de egiptología. Para innovar hay que volver a los clásicos.