Hace no mucho hablada en un post sobre el uso político de los restos ibéricos de la calle Ruaya de València. València ya no quiere ser ibera, se llamaba. Pues bien, dadas las circunstancias yo, Piedra, me veo obligada a rectificar: València SÍ QUIERE.
Esta mañana, todavía medio adormilada, me he encontrado con una noticia escalofriante: el PP afirma que el valenciano viene de la lengua de los iberos y se habla, por lo menos, desde el siglo VI a. C., si bien –apuntan– sus orígenes se pueden remontar a la prehistoria más lejana. La noticia, recogida a primera hora por el periódico Vilaweb, ha montado un buen jaleo en las redes sociales (os recomiendo seguir el hashtag #valenciàiber).
Aunque suene esperpéntico, el desvarío no es nuevo y de vez en cuando se desempolva para correr una sibilina cortina de humo. Sin embargo, lo de hoy cruza –y sobrepasa con creces– el límite del patetismo, por lo infundado de sus argumentos. Pero volvamos un poco atrás en el tiempo para entenderlo todo un poco mejor.
Entre finales del siglo XIX y principios del XX, una parte de la burguesía valenciana –ligada al movimiento cultural de la Renaixença– se dieron a la construcción de una identidad regional en la que se reafirmaba lo propio sin renunciar a un marco de españolidad. Y esa identidad utilizó el pasado ibero como algo característicamente valenciano.
Defender el ibero como un pasado propio y original no solo permitía encontrar un origen muy remoto para la región valenciana, sino que además fue utilizado por algunos sectores para marcar las distancias con los catalanes. ¿Es que acaso no había también iberos en Catalunya? Sí, pero por aquel entonces allí se estilaba más dar brillo al pasado clásico (griego y romano) que al ibero, pues tener en su territorio la única ciudad griega conocida de la Península Ibérica (Emporion, actual Empúries) y haber sido el primer lugar de desembarco de las tropas romanas (Tarraco, actual Tarragona) equivalía, en pocas palabras, a decir que Cataluña había sido la puerta de entrada de la civilización en España. Así, lo ibero-valenciano se diferenciaba y distanciaba de lo grecorromano-catalán.
Este discurso ha seguido siendo habitual entre determinados sectores del valencianismo regionalista y algunos políticos han recurrido al tópico como arma política. Ya sabéis, el anticatalanismo siempre vende, y más cuando hay otros problemas más gordos que ocultar. En octubre de 2012, por ejemplo, Rita Barberá aseguraba que Òmnium Cultural pretendía catalanizar a la Dama de Elche.
La noticia de hoy, sin duda, escribe un nuevo y alarmante capítulo en el uso político del pasado ibero: los iberos ya hablaban valenciano. Ahí es poco.
Ahora sólo queda tomárselo con humor.

Rita Barberà, la dama que habla valenciano con acento contestano.