MBC Piedra

Justo hace una semana arrancaba la primera edición del MBC Fest en el Puerto de Sagunto, València. Tres días de festival en los que se sucedieron conciertos de rock y electrónica, pequeñas muestras de artes escénicas, food trucks de comida fina y delicada –aunque debo decir que yo me salía del recinto a comer kebabs grasientos y baratos– y otras tantas actividades relacionadas con eso de las vanguardias culturales. O sea, moderneces.

Pero como aquí estamos para lo que estamos, y dado que una no puede evitar pensar siempre en las mismas cosas, vamos a dejar de lado la crítica musical y a centrarnos en lo que nos interesa: ¿es posible hablar de arqueología y del pasado en un festival de música como el MBC? Sí, lo es. Pero, ¿cómo?

En primer lugar, por el entorno en el que tuvo lugar el festival. Apuesto a que a nadie se le pasó por la cabeza acercarse al pueblo antiguo de Sagunto o al cercano Grau Vell –si alguien se quedó con las ganas, puede saber lo que se perdió leyendo este post–, lo cual, por otro lado, tampoco era necesario. Y no porque cuando uno va a un festival va a lo que va, sino porque el recinto elegido por el MBC para los conciertos se valía por sí mismo: el puerto y los restos de la antigua industria siderúrgica

Aunque actualmente solo pueda verse una pequeña parte de lo que constituyó su esplendor, el Puerto de Sagunto fue hasta hace cosa de cuatro décadas una potente zona industrial. Todo empezó a finales del siglo XIX, cuando dos empresarios vascos vieron en la desembocadura del río Palancia la vía de salida más rentable para comerciar el hierro extraído de las minas de Sierra Menera, entre Ojos Negros (Teruel) y Setiles (Guadalajara).

El filón económico y la necesidad de mano de obra para construir las nuevas instalaciones –sobre todo el ferrocarril para transportar el hierro– atrajo a numerosas familias de distintos puntos de la geografía española. Así nació el actual núcleo del Puerto de Sagunto, que continuó expandiéndose a medida que el negocio fructificaba. Y lo hizo tanto que en los años veinte se decidió instalar una potente planta siderúrgica, con hornos de acero, naves industriales y, sobre todo, con los famosos “altos hornos”.

Fotografía antigua Puerto de Sagunto Valencia industria siderúrgica paisaje industrial

El paisaje industrial del Puerto de Sagunto

A pesar de las buenas previsiones, la industria siderúrgica saguntina entró en crisis en los años 70. Y a principios de los años 80, con la llegada del gobierno socialista, la reconversión industrial de los Altos Hornos acabó con el desmantelamiento de la planta siderúrgica, el despido de un gran número de trabajadores y la crisis para todo un pueblo. De hecho, los años 70 y 80 vinieron acompañados de importantísimas movilizaciones y protestas obreras en el Puerto de Sagunto, que tuvieron un gran impacto mediático y algunos episodios de alta tensión.

Fotografía movilizaciones contra el cierre de los altos hornos del Puerto de Sagunto Valencia años 70

Movilizaciones contra el cierre de la industria siderúrgica.

Pero nada impidió echar el cierre definitivo a la siderurgia saguntina y, con él, la demolición de una buena parte de las infraestructuras industriales. Solamente sobrevivió uno de los altos hornos, convertido en la actualidad en símbolo del patrimonio industrial saguntino, que es precisamente el que el festival MBC ha tomado como emblema.

Por eso creo que, llegados a este punto, hay que aplaudir la decisión del MBC de escoger un espacio tan emblemático del Puerto de Sagunto, y de haberlo dotado de un nuevo significado. Porque también a través de un festival se puede dar sentido al patrimonio. Lo próximo –a ver si con un poco de suerte alguien de la organización lee estas líneas– sería ir un poco más allá y que el propio festival fomentase el conocimiento de ese paisaje tan singular. Porque, para ser sinceros, más allá de una brevísima referencia en su página web, los festivaleros tenían pocas maneras de entender qué hacían allí esas estructuras industriales tan impresionantes.

Para mi satisfacción, uno de los grupos que actuaron en el festival vino a cubrir parte de ese vacío. Miquel Àngel Landete, cabeza visible de Senior i el Cor Brutal, aprovechó unos minutos entre canción y canción para hacer memoria histórica y recordar que el Puerto de Sagunto fue el último gran escenario de la resistencia obrera valenciana frente a los planes de reconversión industrial.

No sé a cuántas personas de las allí presentes aquellas palabras le afectaron lo más mínimo, pero desde luego fue una manera de realzar el valor de un escenario con tanto significado.

Senior i el Cor Brutal durante su actuación en el MBC

Pero en un festival como el MBC, el pasado hizo acto de presencia de otra manera mucho más ociosa: a través de las letras de algunas de las canciones que sonaron en el recinto. Es probable que haya más de un caso, pero yo me quedo con la que fue una de las más esperadas y divertidas actuaciones del festival: la de Javiera Mena. En concreto, con el single que da nombre a su nuevo álbum Otra Era, en el se habla del viaje en el tiempo –hacia el pasado y hacia el futuro– como metáfora de la fascinación por una persona. ¡Ahí es nada!

Hay algo en tu belleza
con esos modos que llevas
que nunca había visto
¿acaso no eres de acá?

Es algo de otra era
sacado de otra era
otra era me da.

Hay algo en tus reflexiones 
me llevan a otro lado
voy al Imperio Romano
un viaje en el tiempo.

Es algo de otra era
sacado de otra era
otra era me da.

Piensa en mi como soy
Piensa lejos de mi
Piensa en mi como soy
Pienso lejos de ti
no busco el fin
no espero el fin
y hacerlo así
esa eterna dimensión.

Y hay algo en tus reflexiones
es como vez el alma
estás en la Edad Media
de un viaje en el tiempo.

Es algo de otra era
Sacado de otra era
otra era me da.

Piensa en mi como soy
Piensa lejos de mi
Piensa en mi como soy
Pienso lejos de ti
no busco el fin
no espero el fin
ni hacerlo así
esa eterna dimensión.

Y hay algo en tu planteamiento
una visión pionera
sacada del futuro
de un viaje en el tiempo. 

Es algo de otra era
sacado de otra era
otra era me da.

Y recordad: en cualquier lugar, incluidos los festivales, nos podemos encontrar cara a cara con el pasado.