Dioses del estadio

Cualquier inicio de año que se precie debe ir necesariamente acompañado de dos cosas: buenos propósitos y un nuevo calendario. Como los primeros nunca llegan a cumplirse del todo, mejor nos los saltamos y pasamos a lo segundo. Y agarraos fuerte porque vienen curvas.

Google Calendar ha traído muchas cosas positivas –o eso dice mi humano–, pero también ha desplazado algunas buenas prácticas, como la de comenzar el nuevo año fijando en la pared o sobre el escritorio un calendario de papel couché. Toda una declaración de intenciones (ya sabéis, eso de «este año me organizo de verdad»).

Pero más allá de la voluntad de imponernos con cierto orden al paso del tiempo, los calendarios de papel tienen una cosa maravillosa que Google Calendar ha olvidado: la tematización. Las posibilidades son múltiples: calendarios de cocina, con sus recetas de temporada y sus truquitos caseros; calendarios publicitarios de la imprenta donde vais a hacer las fotocopias; calendarios de sindicatos, con días laborables y frases moralizantes; calendarios de medicamentos…

Luego hay calendarios que se han convertido en toda una institución, como el de Pirelli, que desde 1964 edita un anuario con fotografías de modelos y actrices en desnudos «artísticos» (ese término que permite distinguir lo políticamente correcto de lo incorrecto) de gran prestigio internacional.

Aunque con un impacto y una trayectoria menor, en Francia ocurre algo parecido con el calendario Deux du Stade, protagonizado por jugadores de rugby del Stade Français Paris. En 2001, el entonces presidente del equipo, Max Guazzini, quien había conseguido reflotar al Stade desde las profundidades del Averno hasta el Olimpo del rugby francés, tuvo una idea reveladora: editar un calendario con su dream team.

La iniciativa tenía fines caritativos. Pero –seamos francos– de paso servía para hacer crecer la popularidad del equipo, porque como ya estaréis suponiendo, tratándose de jugadores de rugby el concepto estaba claro desde el minuto cero: debían aparecer desnudos.

El caso es que esta iniciativa, hoy convertida en tradición, ha tenido para su edición de 2019 unos tintes muy míos (de Piedra), ya que la temática es Dioses del Olimpo. Eso sí, envueltos en un aura algo kitsch y erótico-festiva que se aleja con poco disimulo de la sobriedad clásica.

Los portentosos jugadores del Stade han sido elevados a la categoría de divinidades grecorromanas a través de atributos y posturas que evocan algunos referentes iconográficos bien conocidos.

Atlas sosteniendo la bóveda celeste, Dioniso ensimismado con un racimo de uva, Eros dispuesto a asaetear con sus dardos amorosos a sus víctimas, Poseidón contemplando sus dominios, Zeus en su trono solemne… Todos ellos se inspiran en esculturas de época clásica y helenística, aunque no faltan referencias algo más recientes, incluyendo el cine.

Para que os hagáis una idea.

Deux du Stade rugby 2019 mitología griega romana Francia jugadores

Giovan Battista Venditti como Atlas.

Atlas Farnesio, Nápoles, s. II d. C.

Deux du Stade rugby 2019 mitología griega romana Francia jugadores

Thomas Combezou como Dioniso.

El Dioniso del Partenón, Atenas, s. V a. C.

Deux du Stade rugby 2019 mitología griega romana Francia jugadores

Julien Ory como el Doríforo.

Copia romana del Doríforo de Policleto, Nápoles, s. II-I a. C.

Deux du Stade rugby 2019 mitología griega romana Francia jugadores

Clément Daguin como Eros.

Eros en la fuente en memoria de Shaftesbury, Londres, s. XIX.

Deux du Stade rugby 2019 mitología griega romana Francia jugadores

Luke Maclean como Poseidón.

Monumento a Poseidón en Copenhague, 1931.

Deux du Stade rugby 2019 mitología griega romana Francia jugadores

Xavier Mignot como Heracles/Hércules.

Leónidas (Gerard Butler) en la película 300, 2007.

Deux du Stade rugby 2019 mitología griega romana Francia jugadores

Giovan Battista Venditti como Zeus.

Zeus de Dresde, copia de la famosa escultura del Zeus de Olimpia del s. V a. C.

Como para no cargar el calendario de buenos propósitos. Ahora, si preferís los dioses originales o las copias, ya es cosa vuestra.