Lo ha vuelto a hacer. Gucci no puede resistir la tentadora atracción de la Antigüedad y, una vez más, ha escogido un lugar histórico como escenario para una de sus campañas publicitarias. En esta ocasión le ha tocado a Selinunte, en Sicilia.
Si los habitantes de la antigua ciudad griega de Megara Nisea –actual Selinunte– levantaran la cabeza, es posible que se escandalizaran con los estrafalarios personajes de la campaña Pre-Fall 2020 de Gucci. O tal vez no. Sus protagonistas, representantes de la contracultura de Venice Beach (hardcore punks, bodybuilders, surfistas, rollerbladers), bien podrían representar el carácter cosmopolita que tuvo esta ciudad en la Antigüedad.
Esa es, al menos, la intención del director artístico de la lujosa casa de moda, Alessandro Michele. Según ha explicado a los medios, la idea era reinterpretar la antigua Selinunte en clave actual, a través de un symposio versión siglo XXI, en el que una comunidad de jóvenes amigos y amantes se reúnen para hacer las cosas de siempre –caballo de Troya incluido– pero con actitud posmoderna.
Para quienes no hayáis oído hablar de Selinunte, debéis saber que fue una ciudad importantísima de la Magna Grecia –o sea, la zona del sur de Italia que fue habitada por los griegos– que prosperó gracias a su posición estratégica en las rutas comerciales del Mediterráneo. Hoy es uno de los yacimientos arqueológicos más espectaculares del mundo griego, de ahí el interés de Gucci por enmarcar en él su nueva colección.
Hay que decir, sin embargo, que la marca italiana había apostado anteriormente por el top de lo heleno, la Acrópolis de Atenas, pero el gobierno griego se negó en rotundo a reducir el lugar más emblemático de su historia a la condición de decorado para un desfile de moda.
En cualquier caso, esta no es, ni de lejos, la primera vez que Gucci rebusca entre los clásicos. A la moda italiana le apasiona utilizar referentes clásicos para reforzar su identidad, ya sea a nivel de marca (véase Versace y su idilio con Medusa) o de colecciones (Dolce&Gabbana, Armani, etc.). Además, pensad que la moda es uno de los principales pilares de la «marca Italia».
En 2015, por ejemplo, se armó un gran revuelo por una campaña lanzada en redes sociales en la que los mármoles del Partenón aparecían vestidos con ropa y complementos de Gucci, algo que no sentó nada bien a algunos colectivos sensibilizados con el patrimonio.
Más recientemente, la sesión fotográfica para las colecciones Pre-Fall 2019 de Gucci se ha servido de los frescos romanos de los yacimientos de Pompeya y Herculano como parte de su set.



Y lo que todavía está por llegar: el próximo 28 de mayo se presentará la colección Cruise 2020 en los Museos Capitolinos de Roma, en contacto directo con algunas de las piezas más espectaculares del Imperio Romano. A cambio, Gucci contribuirá a la restauración de la Roca Tarpeya, próxima al Foro.
Aunque muchos vean en todo esto el capricho excéntrico de una marca de lujo, e incluso pongan en entredicho la ética de «vender» el patrimonio al mejor postor, yo me quedo con una idea clara: el pasado clásico sigue teniendo tanto prestigio en pleno siglo XXI, que una de las marcas de moda más importantes del mundo no duda en volver, una y otra vez, a recurrir a él.