¡Al ritmo de las divas latinas!

Os he pillado. Habéis llegado aquí pensando en Jennifer López y Shakira y en el perreo al son del reggaeton y la electro-cumbia. Pues siento deciros que estáis muy equivocados/as –y no porque no nos guste la gasolina–; aquí hablaremos de otra cosa.

De divas de la música, sí. Pero de divas del pop. Divas que en algún momento de sus carreras profesionales han echado mano del mundo greco-latino para escenificar sus grandes hits.

Y ¿por qué?, os preguntaréis. ¿Qué hace que resulte tan atractivo para una reina del pop vestirse al modo clásico? La respuesta parece obvia: equipararse a una diosa griega o romana. Por algo son divas. Los delirios de grandeza combinados con el prestigio del pasado clásico aseguran el espectáculo.

Cuando utilizan el pasado en sus videoclips y actuaciones, casi siempre representan lo mismo: el Olimpo, la morada de los dioses. Y para ello recurren a toda una serie de referentes y tópicos presentes en nuestro imaginario: la arquitectura, los cuerpos esculturales, las túnicas y las sandalias, las grecas… Todo acompañado de una especie de neblina que ayuda a crear una atmósfera etérea, como corresponde a la casa de los dioses.

Veámoslo con ejemplos. Y hagámoslo por todo lo alto, con Kylie Minogue.

Para promocionar su álbum Aphrodite (2010), Kylie proyectó un tour de escala internacional, Les Folies, con un gran espectáculo inspirado en la mitología griega. Vale la pena que veáis el video completo. Todo empieza con la cantante surgiendo del mar, emulando el nacimiento de Afrodita –¿os había dicho que les encanta sentirse como diosas?–, en una escena que seguro que os resulta familiar.

Kylie Minogue nacimiento de Afrodita Venus en su tour Les Folies

El nacimiento más boticelliano de Kylie. 

Eso sí, esta vez se trata de una Afrodita/Venus un poco pastiche –mirad las alas que lleva en la cabeza, que son características del sombrero o de las sandalias del dios Hermes/Mercurio, el mensajero de los dioses– y con mucho, mucho dorado, que a las divas les apasiona.

Fijaos bien en la escenografía: recoge todos esos elementos característicos que os he comentado antes. Además, muchas de las escenas y posturas que adoptan los que participan en el show, tan teatralizadas, parecen evocar esculturas y frisos griegos. Y ya me diréis si esto…

Escena del tour Les Folies de Kylie Minogue de inspiracion clasica

La diosa Kylie y sus fieles servidoras. 

…no os hace pensar un poco en esto:

Las musas gospelianas de la película de Disney Hércules

Porque a mí sí. Hasta tal punto los referentes son compartidos, que no resulta difícil encontrar paralelismos en otros formatos como el cine.

Está claro que si hablamos de divas no podemos obviar a Madonna, a la que sin duda también le gusta ser una diosa –o una virgen. A ella correspondió amenizar a los asistentes a la 46ª edición de la Super Bowl con un espectáculo que oscilaba entre el pasado antiguo y el fútbol americano: ya sabéis, igual aparecía rodeada de guerreros que comandando un equipo de cheerleaders.

A pesar de que el mestizaje resulta un tanto peculiar –la propia Madonna comienza el espectáculo ataviada como una especie de reina greco-nubio-egipcia con reminiscencias Stargate, sobre un carro tirado por decenas de soldados… ¿hace falta repetir aquello del gusto por ser divas?–, la idea, en el fondo, es clara: lo clásico como evocación del deporte y la competición, pues al fin y al cabo fueron los griegos quienes inventaron los Juegos Olímpicos.

Aparte de la mitología y del deporte, una de las cosas que enseguida nos viene a la mente cuando pensamos en el pasado grecolatino es el teatro, algo que no pasaron por alto Eurythmics para el videoclip de uno de sus grandes hits: There must be an angel (1985).

A pesar de que la historia evoca una representación teatral ante Luis XIV, el Rey Sol, la obra representada es claramente clásica, con todos esos clichés que estamos viendo, incluida una angelical Annie Lennox digna de aparecer entre los dioses del Olimpo.

Otras divas tematizan sus presentaciones en público, como Lady Gaga, que hizo dos apariciones estelares en Atenas con motivo de uno de sus conciertos: en una vestida de Venus de Botticelli saliendo del aeropuerto –igual que Kylie, pero en versión mercadillo– y en otra al estilo cariátide.

Y como siempre hay que dejar lo mejor para el final, no podía cerrar esta entrada sin hacer mención a una de las grandes divas made in Spain: Mónica Naranjo. La mezcla de estética noventera y elementos grecorromanos no podía más que ser explosiva, y así lo demostró con el videoclip de Desátame (1997).

Aunque el brillo de labios glossy, las miradas picaronas, los pezones tapados con las manos y el pelucón medio blanco medio negro de Mónica Naranjo hacen pensar más en una película X que en un videoclip musical, la representación sintetiza a la perfección la idea del Olimpo: las columnas jónicas, la niebla, los cuerpos esculturales y semidesnudos –entre ellos el hombre encadenado, como Prometeo (a él más que nadie le correspondería cantar lo de “desátame”)–, los trípodes de bronce… Y a todo lo visto añade, además, lo erótico, que sin duda es otra de las características asociadas al mundo clásico, sobre todo al griego.

Y a mí, que me gusta encontrar los símiles, el videoclip me hace pensar en esto:

Escena de la película Las 12 pruebas de Asterix

Las habitantes de la Isla del Placer de Las 12 pruebas de Asterix, adictas a la samba. 

En fin, que no sé yo si estos videoclips y performances serán muy útiles enseñando cultura clásica. Tampoco creo que lo pretendan. Lo que sí está claro es que funcionan al mismo tiempo como receptores y reproductores de imágenes sobre el mundo grecorromano bien arraigadas en nuestro imaginario colectivo.