El acueducto, quiero decir. Fardar de acueductos largos y muy pero que muy romanos empieza a ser una obsesión en algunos puntos de la geografía ibérica. A las breaking news de la semana me remito.
Fuera fascistas de nuestro pasado
Que el facherío se apropie de símbolos antiguos para construir su imaginario no es ninguna novedad: no hay más que pensar en Hitler y Mussolini rebuscando en los fondos del Imperio Romano. Los grupúsculos neofascistas de hoy en día no han perdido la costumbre. Lo que seguramente no saben es que su mensaje, además de intolerable, es contradictorio.
Orgullo LGTBI-SPQR
¿Qué pensáis que ocurriría si en un mismo espacio se encontrasen, frente a frente, la picadura de la cobra gay y los superpoderes del rayo romanizador? ¿Acaso un conflicto al más puro estilo gallo rojo-gallo negro? ¿O una fantasía intergaláctica? No le deis más vueltas: yo, Piedra, estoy en condiciones de contároslo.
Mussolini y el fitness imperial
Poneos en situación. Esculturas clásicas de cuerpos atléticos mirando atentas a la pista de atletismo. Mármoles refulgentes. Pinos y cipreses. Mosaicos. Todo extremadamente romano. Y, en el centro, Mussolini haciendo aerobic con un body flúor, deportivas y calcetines altos. No es un sueño. Fue el sueño del dictador.
Masada: de Roma al Big Mac
La luz del atardecer recorta con nitidez la silueta de la fortaleza y la enmarca en un estallido de malvas y naranjas. Se impone un silencio solemne. Tanto, que casi pueden adivinarse los lamentos de los últimos rebeldes de Judea, aquellos que decidieron suicidarse antes que rendirse a los romanos. Nada puede perturbar este momento de conexión espacio-temporal, nad…
Justin Bieber el patrimonializador
Hace unos días las redes sociales se hicieron eco del nuevo escándalo protagonizado por uno de los personajes más mediáticos de este lugar llamado mundo: Justin Bieber. El cantante canadiense acumula a su corta edad un considerable repertorio de altercados de dimensiones nada desdeñables, que incluso han llegado a convertirse en asunto de estado.
Yo también quiero mi pirámide
A mucha gente la Antigüedad le resulta fascinante. Lo que les atrae, sin embargo, no es siempre el interés por conocer ese pasado desde un punto de vista histórico o arqueológico, sino más bien lo que representa en nuestro imaginario: lo lejano, lo misterioso, lo exótico, lo idílico. Y uno de los mejores ejemplos de ese magnetismo son las famosas Siete Maravillas del Mundo Antiguo.
Numancia’s Time!
Existen una serie de personajes en el imaginario colectivo que a todos nos resultan francamente entrañables. Estaréis de acuerdo conmigo en que uno de ellos es la típica camarera de bar de carretera norteamericano, que masculla un desganado «¿qué vas a tomar?» entre pompa y pompa de chicle, mientras sostiene con una mano una de esas jarras esféricas de cristal y apoya la otra en la cintura.